martes, 16 de diciembre de 2008

Madre.

Que difícil es lanzar mis plegarias
Desnudar mi alma y acercarme a ti.
Agradecerte una vez más, por tu invisible presencia
Ahora que el mundo me absorbe por completo
Te he distanciado de mis sueños y fracasos
Sólo anhelo que no sufras.

Libérate de mi responsabilidad
Vete a divertir, es el mejor pregón
Las locuras de tú hijo, terminaran por decepcionarte,
Y no es justo por todo ese esfuerzo.
Sólo te imploro una dádiva
Has tú misma mi imagen, o recuérdala
No permita que la envidia te ocasione dudas
Soy el mismo que alimentabas en tu pecho
Que llevaste nueve meses en tus entrañas
Al que le ofreciste el paraíso sin conocerlo
Que susurrabas tonadas magistrales hasta pernoctar
Limpiaste sin aversión mi esencia
Interpretaste mi llanto a la perfección
Fuiste creciendo en alegría con mi naturaleza.
Soportaste vergüenzas por mi instinto
Te enamoraste de la vida y de mis sueños
Creaste un mundo para mi felicidad
Le diste un nombre a esta obra de arte
Quizá no trascienda en el tiempo

Pero toma un parte de tranquilidad
Los artistas nunca crear obras para brillar
Ellas se encargan de hacerlo
Igual pasa contigo, tuviste la entereza
De perfeccionarla pasa a paso.
Ahora la obra está enfrentando al mundo
Recibiendo críticas y consentimientos
Quizá esté destinada al fracaso
O al éxito en su esplendor.
De ello no debo culparte
Diste cuanto pudiste por verme crecer
Ahora todo depende de mí.
Emprendo el viaje de nuestro honor
Me acostumbré a aprender lentamente
Peldaños de la inocente realidad
A liberarme de los espejos.
Pero no habrá poder humano
Que me desprenda de ti.

No hay comentarios: